jueves, 8 de julio de 2010

Inseminación Artificial





La inseminación Artificial es un procedimiento de carácter médico, tecnológico y quirúrgico que busca e intenta ayudar en la fecundación de parejas infértiles, según sea el caso que se presente, se realiza por medio de la extracción quirúrgica de los óvulos de una mujer ingresándolos a una placa de Petri donde se unirá a un espermatozoide (considerando que en uno o en ambos casos pueda ser un donante quien entregue los gametos). Todo lo anterior señalado se logra mediante una investigación y estudio exhaustivo de la pareja que desea tener un hijo/a, tanto a nivel genético como anatómico. Consideramos que este procedimiento tal como muchas cosas, presenta sus pros y contras, vale decir que beneficia a la pareja que ha intentado concebir un hijo/a sin éxito por más de dos años aproximadamente, además han surgido otros procedimientos o técnicas de reproducción asistida que se van adecuando al tipo de infertilidad que se vea afectada la pareja como lo es la Fecundación In Vitro (IVF), la Transferencia Intratubárica de gametos (GIFT), Transferencia Intratubárica de Cigotos (ZIFT), Transferencia Intratubárica de embriones (TET) entre otras técnicas en los cuales para lograrlo la pareja necesita someterse a una serie de procedimientos previos como exámenes físicos; análisis y exámenes de laboratorio (análisis hormonal y estructural de las células germinales de la pareja), a un estudio del aparato reproductor tanto femenino como masculino; todo esto conlleva al agotamiento físico por las cirugías y los medicamentos; a la presión personal y social frente al desafío que todo el tratamiento sea exitoso; y por último un costo monetario que excede a veces la realidad que enfrenta la pareja que a pesar del gran beneficio que sería la concepción, cabe considerar que no existe garantía alguna a través de las tecnologías de reproducción asistida, que se logre un embarazo al primer intento, lo que implicaría un gasto mucho mayor si fracasase.

Y es con relación a estos procedimientos médicos donde se produce una colisión de argumentos polémicos con respecto a los principios bioéticos que intentan orientar el ejercicio del profesional frente a esta realidad con los avances tan acelerados en la medicina y tecnología que a veces suelen ser tan surrealistas. Es principalmente porque se “crea vida artificialmente”, bajo la mira de un microscopio seleccionando gametos, capacitándolos, nutriéndolos e implantándolos en un útero por medio de diversas técnicas, de lo anterior lo que más complica es eso precisamente, que se involucre la tecnología con la concepción de nueva vida, que se privilegie el éxito de la técnica frente a la concepción de un nuevo ser. De ahí surge el debate, ¿qué ocurre entonces con los embriones “restantes”?, ¿es necesario fecundar más de los que serán utilizados? Y si la mujer eligiera ser inseminada sin tener pareja ¿quién sería el padre? ¿Cómo explicarle después a esos hijos que nacerán? ¿Quién tiene el derecho de “elegir al hijo perfecto”? ¿Qué ocurrirá con la variabilidad genética si los patrones de belleza están tan arraigados en la sociedad, que todos buscarán las mismas características para sus hijos? ¿Qué ocurrirá con el ámbito psicológico de ese niño, si desconoce la mitad de su potencial genético? ¿Qué ocurre con la madre, si no obtiene los resultados esperados? Todas estas interrogantes y tantas más podrían ser planteadas, pero lo cierto es que este tema tiene diversas miradas y posturas de elección, también se debe tener en cuenta que siempre hay excepciones y no se puede ser tan cerrada a la hora de plantear la inseminación artificial ante la consulta por infertilidad de una pareja, siendo que si están las técnicas y los procedimientos, por qué no hacer un buen uso de ellos, con moderación, si así la situación lo requiera.

No sólo debemos considerar el impacto que produce la elección de embriones a la madre, sino que el impacto en la sociedad que este tiene, en el desarrollo y crecimiento de este niño, que la mayoría de las veces resulta ser más de uno. ¿Estará preparada esta madre, su familia y/o su pareja para la llegada de no sólo uno, sino que a veces dos o tres niños? ¿Cuál será el impacto, si al contrario, el procedimiento fracasa?


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